La Cabala de Ibeas

Mala experiencia en general por varias razones, sobre todo la señora que regenta el negocio: 1. Avisamos que llegamos en media hora y llegamos perfectamente puntuales. Nos deja diez minutos en la puerta esperando bajo la nieve y a 0 grados.  2. Al rato llegan otros clientes y tenemos que abrirles nosotros y llamarla para que venga a atenderlos porque no les han dicho que no va a haber nadie esperandoles ni les han enviado su teléfono o instrucciones para el checkin.  ¿Por qué no espera a sus clientes para recibirles? Porque no pone la calefacción en el salón y lo tiene a 15 grados, haciendo imposible esperar ahí dentro sin hel****.  4. Le preguntamos por un restaurante local que nos habían recomendado y nos dice que esta cerrado. Dice mi acompañante "bueno he visto una tienda aquí al lado. Sino compramos algo ahi" y la susodicha nos dice de muy malos modos que como ellos dan cenas no se puede comer nada en el salón. Oks, danos de cenar entonces por favor. Ah no es que tenéis que avisar antes de las 6 (y eran las 6.20). 5. Le decimos que hace frío en el salón (15.7 grados medidos con mi Garmin y todos los radiadores frios) y que si puede poner la calefacción y se pone a vocear de forma extremadamente desagradable que es porque hemos dejado la puerta abierta mientras atendíamos a sus clientes.  6. Camas y almohadas llenas de acaros, tuve que tomarme un antialergico en mitad de la noche.  7. Ruido constante de camiónes que pasan, a cientos por la puerta. Lo unico que tiene de rural la casa es que se supone que esta en pueblo. Ubicacion pésima junto a una carretera.  8. Desayuno pobre, con tostadas duras y café aguado y frio.  No vuelvo ni cobrando yo y por favor que alguien le de un curso de atención al cliente a la señora en cuestión a ver si se entera de como gestionar un negocio de hosteleria. 

Nuestra estancia en esta casa rural fue una **gran decepción.** A nuestra llegada, nos encontramos con un salón frío e incómodo, ya que la calefacción no funcionaba adecuadamente. A pesar de haber pagado religiosamente por la estancia, nos vimos obligados a pasar nuestra tarde en un bar, pues en el salón no se puede estar por el frío (nevaba y hacia 0°C. en el exterior. Y nos rematan con almohadas y colchones con gran cantidad de ácaros que nos producen trastornos respiratorios. En el desayuno, la tostada está dura y el café frío. En resumen, esta casa rural nos dejó con una mala impresión debido al frío en el salón y las normas no comunicadas previamente (no se puede comer, hay chimenea pero no se puede usar,...), lo cual afectó negativamente nuestra experiencia. Además está situada encima de la carretera Nacional y el paso casi constante de camiones con un ruido ensordecedor es muy desagradable, sin olvidar que nos liamos las conversaciones entre habitaciones con un crujir de suelo que daba un poco de miedo por si nos caía encima No **recomendaría este lugar** a otros viajeros. Porque si buscan una estancia cómoda y sin sorpresas desagradables, aquí no la van a encontrar.

Etape sur le Camino, début novembre. Au moment où les températures sont basses, est apprécié un accueil chaleureux. Malheureusement ce ne fut pas le cas. Dans la chambre les radiateurs étaient à l'arrêt dans la journée. Dans le salon le radiateur et la cheminée ne servaient qu'à la décoration, la doudoune et le bonnet n'étaient pas inutiles. La personne qui nous a accueilli aussi froide que le reste était absente toute la journée et nous a bien fait savoir qu'une demande d'un peu plus de café au petit déjeuner impliquait une majoration de la facture. Au total pas un hôtel mais une casa rural qui hors saison aurait dû être fermée au lieu d'économiser sur tous les postes.