El Molino de la Ropería

Ha sido la escapada perfecta. Buscabamos un fin de semana de desconexión, en medio de la naturaleza, pero con opciones para visitas más turísticas y sin lugar a dudas este fue el lugar perfecto. Tiene un ambiente mágico, su ubicación junto al río hacen que ese sonido te lleve a la calma más profunda. Los jardines son muy disfrutables y tienen una decoración encantadora, como el resto del molino, con ese salón del té a lo Bridgertons que me tiene fascinada y que es donde dan los desayunos y cenas. Las habitaciones tienen una decoración muy cuidada y a pesar de que hizo frío ese fin de semana, con la climatización y las ventanas que se nota que son nuevas, estuvimos tan a gusto. Nuestra habitación tenía vistas al río y con la hiedra haciendo de marco en la ventana ... nos sentimos en un lugar de cuento. Fue un finde equilibrado entre lo rural y lo urbano: Como está a tan sólo 35 minutos de León, aprovechamos uno de los días para visitar la ciudad, con un buen tapeo incluido. Nos recomendaron unas rutillas por la zona, nos gustó mucho, y una cena allí fue el broche perfecto para la estancia. Gracias por el maravilloso trato a los propietarios y por tener un lugar tan especial y hacernos sentir tan especiales a nosotros también. Volveré.

Estuvimos con mi pareja y una niña de 2 años. Nos sentimos como en casa, un lugar que transmite calma y buenas instalaciones. Lo mejor de todo fue el trato de Jorge y Luís (anfitriones), nos hicieron la estancia a los 3 muy agradable, comida exquisita, incluido el menú infantil. Volveremos.

Hotel acogedor y bien ubicado a un paso de las cuevas de valporquero. Limpio, cuidado,bonita decoración. El dueño amable y atento en todo momento para que te sientas como en casa. Puedes disfrutar de las vistas al río mientras tomas algo tranquilamente en la terraza del bar del hotel. Recomendable 💯 x 💯.

Una vez más disfruté de un lugar único, no solo por su refrescante ubicación a la vera del río cristalino sino por todos los detalles que los anfitriones pusieron a nuestra disposición, amabilidad, respeto, discreción, gastronomía y miles de sugerencias para aprovechar al máximo mi estancia El tiempo es lo más importante que tenemos y no quiero desperdiciarlo en hoteles sin encanto y sin personalidad. Gracias por todo, volveremos.

Es un excelente lugar para poder descansar de la vida de la ciudad. Tiene rincones para poder leer y disfrutar de un paisaje de montaña, escuchar el sonido del río Torio y poder tomar un café disfrutando de una exquisita loza traída de diferentes ferias. Son gente encantadora y muy amable Volvemos

Solo fuimos a tomar algo y entramos encantadas con la decoración del lugar, que cabe destacar que nos duró un suspiro solo con el trato despreciable del dueño recepcionista. Le pregunté si tenía café y su respuesta fue : (a ver, sí pero no es de cafetera ni nada) y le dije que no me importaba , pero lo que nunca imaginé es que me fuera a dar un café con leche con café no soluble( SE APRECIABA NOTABLEMENTE LOS POSOS DE CAFÉ EN EL FONDO DEL VASO) tuve que tirar 1,50€ . Cuando nos fuimos, entré al establecimiento a preguntarle si me había servido un café no soluble y le hice mirar los posos, y su respuesta fue : este café es de puchero ,hija!¿sabes lo que es el puchero? . Con tono satírico, creyéndose que así iba a ridicularizarme delante de unos clientes que estaba atendiendo para no quedar MAL ‎