Hotel Xabier

No le pongo un 0 por qué no se puede. Nuestra experiencia ha sido malísima. La dueña del hotel e hijos( Aurora y compañía) han sido desagradables y con una altanería descomunal. Son personas que juegan con los sentimientos de los devotos del Santo. En cuanto a instalaciones, decir que no pueden estar peor: Colchones de hace treinta años y totalmente hundidos, mobiliario del aseo están oxidados, alfombras llenas de pelos, baño antiquísimo y con poca higiene. En definitiva, un lugar para no volver. Veníamos con muchísima ilusión y nos hemos llevado una gran chasco al respecto. Sobre todo y como muy importante: El elitismo de la gerenta y personal del hotel, el despotismo que presentan y sobre todo que juegan con el sentimiento de los fieles como yo. Ellos se aprovechan de esto ya que al santo, poco aprecio le tienen ( San Francisco Javier, Javier, Navarra) Os recomiendo que busquéis otra alternativa antes de quedaros en esta POSADA, por no decir otra cosa. Hay personas del mismo pueblo y alrededores que cuando se han enterado de lo que nos ha pasado, nos han ofrecido ayuda. Un lugar tan emblemático como este (Javier), merece tener un sitio que no traten así a los viajeros, una pena. Soy una persona que por trabajo estoy todo el año en hoteles, jamás me he encontrado con un trato así. Espero que lo tengan en cuenta. Por cierto, venimos desde Sevilla (945km)

El peor hotel tres estrellas en el que yo haya estado. No es que necesite una reforma, es que lleva décadas necesitándola. Las ventanas son un horror, la limpieza pobre, la tv no se ve, el suelo hay que cambiarlo, los colchones ya tuvieron su mejor momento. La climatización no existe, las mosquiteras tampoco. Puedes elegir entre morir de calor o pasarte la noche cazando todo lo que te entra por la ventana. Puedes imaginar que en un sitio así van a intentar ser amables para compensar lo demás, pues no. Caras largas, contestaciones fuera de tono y sensación de que molestas cada vez que hablas exceptuando a Vanesa que es todo amabilidad. Es que es un desastre lo mires por donde lo mires. Los cruasanes del desayuno duros como piedras, aparecen en la bandeja día tras día, los mismos. El ruido de las maderas al andar no deja descansar. Lo peor del viaje tener que volver a este sitio una y otra vez. Bueno, ya pasò.