Alp Hotel Masella

Fue un viaje organizado y llegamos al hotel a las 11. Preguntamos si nos podrían dejar una habitación ya que íbamos con un bebé y una niña pequeña y nos respondieron que hasta las 16:00 no podríamos entrar, sin daras explicaciones. A lo largo de la mañana pregunté otra vez si por casualidad se había quedado libre una habitación y me respondieron lo mismo, que hasta las 16:00 no se podría entrar sin importarles nada más. A las 16, había una cola de gente de más de 50 personas delante delante de mi y estando de las primeras, habiendo que esperar 1 hora más.En muchos hoteles a los que hemos ido nunca hemos tenido una situación igual ya que si han tenido una habitación libre nos la han dejado sin ningún problema. Muy mala organización y mal trato al cliente. 0 empatía.

Bufete de cenas con ninguna calidad, y oferta mínima consistente en: fritanga variada a base de croquetas, nuggets y patatas fritas, junto pizza, espagueti, y salchichas...(foto). También embutidos de calidad acorde con lo anterior: lonchas de queso de barra, pavo, chorizo y un fiambre cuadrado que intentaba parecer jamón con mas nervio que carne.(foto) La nevera de yogures y helados, era digna un supermercado desabastecido en los primeros días de confinamiento... (foto) El desayuno andaba a la par, con el mismo surtido de “embutidos” de la cena, además de bollería industrial y pan; si pretendes comer algo caliente, no busques huevos revueltos, fritos o de ningún otro tipo, no tienen (nos dijeron que antes si que ponían, “pero hace tiempo que ya no”) y lo más parecido al beicon, era una fuente de medias salchichas tipo frankfurt (sí, frankfurt para desayunar). Todo un paraíso culinario para cualquiera de los CENTENARES de adolescentes sin supervisión eficaz que literalmente INVADÍAN todo el hotel, desde la piscina a la sala de juegos, y por supuesto el comedor, donde se amontonaban frente a las bandejas de comida (foto)… Tengo que hacer mención especial al jefe de sala, que al ver que eramos una familia con dos niñas (quizás la única familia alojada en todo el hotel) nos hizo pasar de los primeros para que pudiésemos coger la cena antes del asalto de los escolares, GRACIAS. Tal cantidad de estudiantes “sueltos” se tradujo en una noche de constantes portazos, música a todo volumen en dormitorios, golpes constantes de literas, gritos y gente carreteando por los pasillos. Todo esto hasta mas dela 1 de la madrugada, incluso habiendo avisado a recepción en varias ocasiones, lo que no sirvió para nada. En el momento de marcharnos nos quejamos de nuevo en recepción y quien parecía ser la responsable, lejos de un intento de disculpa, nos dijo sin inmutarse que era lo habitual, que siempre tenían lleno de grupos escolares y que SIEMPRE AVISABAN a los clientes en el momento de reservar , lo cual en nuestro caso es totalmente falso ya que los únicos correos recibidos por su parte fueron los de confirmación de la reserva, que se hizo directamente al hotel sin ningún intermediario o plataforma.

Hotel situe à 1600m d'altitude. Cadre agréable au pied des pistes. Accueil courtois et souriant. La réceptionniste parle français. Piscines extérieure et intérieure fonctionnelles avec vestiaires. Chambres spacieuses avec déco simple. Double fenêtre pour isolation vers l'extérieur. Par contre, phoniquement mal isolé, on entend les conversations et les ronflements de la chambre voisine. Salle de bain hors d'âge avec rideau de douche. Les sanitaires mériterait un rajeunissement. Petit déjeuner simple sans tralala. Restaurant pour dîner en self style cantine, sans exploit. En résumé, adapté pour petit budget en été mais un peu court pour un 3*