GGuest UserEs mi segunda vez en este hotel. Y no será la última. El pueblo es pequeñito pero tiene mucho encanto. El hotel, es el típico de montaña decorado con mucho gusto, dando calidez. Con parquing privado. Sala de estar con un sofá enorme y varios juegos. Me alojé en la habitación 201, en la segunda planta y bajo tejado inclinado de madera, que daba a la montaña. La habitación es muy acogedora y cálida. Tiene escritorio, un armario grande (dónde encontrarás albornoz y zapatillas), TV. El baño tiene bañera y un montón de amenities (cahmpú, gel y cremas de cuerpo, discos desmaquillantes, bastoncillos...). También tenía botella de agua y una bolsa de patatas chips. El desayuno, incluido, consistía en dulce y salado. La parte dulce era bollería (cruasanes y ensaimadas pequeñas), y bizcochos caseros de varios tipos, tostadas, fruta, zumo. Y la parte salada con embutidos típicos de la zona, pan, tortilla de patatas.... Cené una noche y la comida estaba muy rica, con una cantidad generosa. Y los postres caseros....mmmm.... Y, lo más importante, el trato recibido por parte de Judith, me recomendó pueblecitos que visitar y restaurantes dónde comer por la zona. El hotel es familiar y en cierta manera, me sentí un poco así, Judith me escuchó y se interesó por mi historia. Gàcies.
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