ParisViajero
24. Oktober 2022
Una jornada en Piodao nos pareció poco tiempo, un día en la Casa da Padaria, un suspiro. Nos gustó la ubicación y nos gustó la habitación, cómoda, tranquila y con esa ventana abierta a la otra ladera del valle del río Piodao. Nos gustó el comedor con ese horno testigo de tantos esfuerzos de antaño y de tantos felices desayunos de hogaño. Nos gustó la patrona (más anfitriona que dueña), nos gustó su trato, sus indicaciones, sus respuestas, su conversación y… su desayuno. Disfrutamos escuchando la historia de la panadería, ante mi extrañeza explicó por qué el horno había subido al primer piso (y el esfuerzo diario que suponía cada hornada). Nos habló sobre los continuos bancales que escalonaban las escarpadas laderas. Y también del uso que habían tenido la ingente cantidad de cabañas (en ruinas casi todas) sembradas por el valle. Y muchas cosas más, todas interesantes y narradas con gran amenidad. Una delicia.
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