Gastnutzer
18. Februar 2024
Hoy quiero compartir mi experiencia en el restaurante Hotel Monasterio de Rocamador, un lugar que prometía deleitar nuestros paladares. Comencemos con el menú infantil, unos simples macarrones con tomate por 8 euros. Personalmente, considero que el precio es un tanto elevado para este plato tan básico. Pasando a la tabla de pulpo por 21 euros, debo admitir que no logró cautivarme. Aunque bien presentado, carecía de ese toque especial que esperaba. Las croquetas, un clásico que puede marcar la diferencia, resultaron ser bastante básicas. La cremosidad y el sabor no destacaron, dejándome con la sensación de que faltaba algo. El revuelto de boletus, por otro lado, no logró dejar una impresión buena. El solomillo ibérico, desafortunadamente, llegó a la mesa bastante seco y con escaso sabor, mientras que el solomillo de vaca, a pesar de su precio de 25 euros, dejó mucho que desear en cuanto a cantidad. El rabo de toro "normal", sin destacar, y la presa ibérica, aunque buena, pecó por tener filetes demasiado finos y llego fría a la mesa. En cuanto a los postres, el coulant de chocolate es industrial que no logró conquistarme, y el flan de huevo se mantuvo en la categoría de lo "normal". Sin embargo, la tarta de queso merece un aprobado, siendo el punto culminante de la experiencia dulce. A pesar de las críticas culinarias, debo reconocer que el restaurante Hotel Monasterio de Rocamador ofrece un ambiente inmejorable en plena dehesa. La conexión con la naturaleza es algo que realmente suma a la experiencia gastronómica. El servicio, aunque no destacó por la innovación, fue correcto y amable, ofreciendo un trato adecuado.
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